Abogado del Estado y empresario, Santiago Foncillas ha estado vinculado a la Academia Española de Gastronomía prácticamente desde su fundación, a finales de la década de los años setenta del pasado siglo.
En concreto, en noviembre de 1979 fue nombrado académico por el entonces presidente de la Academia Española de Gastronomía José Mª Alfaro. Se reconocía así su papel determinante en la publicación de la primera Guía Campsa ese mismo año, ya que desde su posición de Presidente de la petrolera española, autorizó la creación de la Guía.
En 1989, fue nombrado Tesorero de la Academia, cargo que ostentó hasta 1994, fecha en la que renunció debido a su intensa actividad profesional. Sin embargo, siguió estrechamente vinculado a la Academia hasta que en 2007, con una agenda más liberada, volvió a convertirse en Tesorero.
Gracias a su asesoramiento, la Academia Española de Gastronomía se convirtió, primero, en Real Academia de Gastronomía, en 2007, y más adelante, en 2010, en Corporación de Derecho Público.
En mayo de 2011 dio un paso más en su compromiso con la gastronomía y la Academia fundando, junto a Rafael Ansón y Manuel Garaizabal, la Asociación de Amigos de la Real Academia de Gastronomía, a cuya Junta Directiva ha pertenecido desde su creación.
Cuando la enfermedad empezó a manifestarse, solicitó renunciar a su acta de académico de número y fue nombrado Académico de Honor. Asimismo, dejó de ser tesorero en 2014, pero mientras pudo, siguió apoyando con su presencia los actos de la Real Academia.
La prensa nacional está llena de elogios a su dilatada y brillante carrera profesional. Y el mundo empresarial, político y social despide a uno de sus más destacados representantes. Pero desde la Real Academia de Gastronomía decimos adiós, además, a un amigo, gran valedor y defensor de la cultura gastronómica de nuestro país, al que debemos un homenaje eterno de memoria y gratitud.